Katana 76 - Capitulo 3. Hundimiento

Una chica llora a solas en una habitación a oscuras, abrazando con todo su cuerpo la almohada que en su día fue de su hermano, empapándola de sus sentimientos.
Tras unos segundos se hace el silencio, dejando entrar a través del suelo tres apagadas voces de la habitación en la que hace tan solo unos minutos se encontraba ella.
La chica hundió su cabeza en la almohada, intentando apagar el desgarrador grito que dejaba salir antes de volver una vez mas a sollozar mientras recordaba lo que había pasado en esa habitación.

*Hace unos minutos*

… …
… … …

"Dilo otra vez, sin rodeos."
Cuatro personas se encontraban al rededor de una mesa circular, pero había una separación clara entre tres de ellas y el objetivo de sus miradas.
"Dime que le ha pasado a mi hijo."
En el centro del grupo una versión mas madura de Rikan miraba fijamente a Kilan. A su derecha una joven de dulce apariencia unos años mayor que el intentaba mantener la compostura, pero sus lagrimas ya habían comenzado a caer, y a su izquierda se encontraba Rikan, que no hacia ningún esfuerzo por ocultar su mirada asesina.

Kilan se tomó unos segundos la frase exacta que quería decir.
"Kanan murió ayer. Sacrificó su vida para que yo pudiera vivir..."

Feliziel comenzó a llorar otra vez, dejando salir su llanto mientras su cuerpo caía sobre la mesa. Sus puños cerrados comenzaron a golpear suavemente contra la mesa acompañados del fluir de sus lamentos.

"¿¡Pero se puede saber por que coño le creéis así sin mas!? ¡No tiene pruebas!"
Rikan, harta de ver el sufrimiento que esto le estaba causando a sus seres queridos, se levantó con fuerza tras golpear la mesa, pero la única respuesta de Kilan fue redirigir su mirada hacia su madre.

"Cariño, este joven no puede mentir, tiene una maldición que se lo prohíbe."
"Si eres una demonio debes ser capaz de sentirlo."

Rikan nunca había sentido antes una maldición, pero la sensación que recorrió todo su cuerpo cuando lo encontró en el bosque surgió de su mente... Puede que la situación fuera extraordinaria, pero la sensación de peligro que recorrió su cuerpo y la necesidad de matarle que dominaba su mente no eran normales... ¿Era así como se sentía una maldición?

"Pero... No, esto tiene que ser una broma, ¿Verdad? Seguro que Kanan está ahí arriba en el dormitorio partiéndose el culo de mi... ¡Pues no tiene gracia ¿me oyes?!"
"Cariño..."

La chica miró a su madre esperando que esta la intentara calmar, pero frente a su ojos vio una expresión que nunca había visto dibujado en el rostro de su madre.
La madre había intentado mantenerse fuerte, ser el punto de apoyo de la familia en este momento tan difícil, pero al ver la cara de confusión de su niña la presa que había construido se agrietó poco a poco, y al final sus esfuerzos solo sirvieron para que lo inevitable llegase con aún mas fuerza. La pobre mujer se llevó las manos a la cara en un inútil intento de esconder su rostro de su hija, intentando ahogar los sollozos que salían sin control de su corazón.

"¡Os estáis riendo de mi ¿Verdad?! ¡Por eso escondéis la cara! ¡Pues que sepáis que no tie-!"

Rikan tiró del hombro a Feliziel, que llevaba todo este tiempo escondiendo su cara contra la mesa, y en su rostro lo vio todo. Miedo, tristeza, agonía, dolor, todo reflejado en su honesta cara llena de lagrimas...

… … …
… …


Entre lagrimas, la chica despertó aún agarrando la almohada con fuerza, pero no vio ninguna razón para levantarse.
Unos pasos que salían de la casa se podían escuchar desde su habitación, pero la chica no los escuchó, lo único que escuchaba eran sus propios sollozos chocando contra la almohada.

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